Sep 08 , 2005
Vivir para comer: El rey del sol en Barranquilla
Confieso que soy un fan del Rey Sol (Luis XIV de Francia). Cuando dijo: "L etat cest moi" ("íEl Estado soy yo!"), llevó la arrogancia de los franceses a nuevas alturas. Estando en Barranquilla para asesorar el nuevo menú del Country Club, mis anfitriones lograron una reserva en Steakhouse Chez Ernst, algo que no había sido posible en viajes anteriores.
Según mis amigos, es el mejor restaurante de la Costa. Pero el dueño francés sólo abre de lunes a viernes al mediodía. íAdemás, solo hay ocho mesas! El rey sol de los restauranteros se da el lujo de decir a sus clientes: !Abro cuando me da la gana!.
La corte del rey sol se compone de tres niñas que llevan la elegancia de un baile de etiqueta a nuevos límites. Da gusto verlas trabajar. Habrá un servicio más elegante en otro restaurante del país?.
La carta es breve. íSus precios son tan altos que quebrarían a una familia de sangre azul! Menos mal que la carta de vinos es extensa y económica, para compensar un poquito. Escogí Marqués de Murrieta, uno de mis vinos favoritos.
Arrancamos con hors douvres. La presentación era perfecta: clásica, sin nada de la pretensión de los últimos años. Se nota que la aprendió de Luis XIII, su papá, íque fundó el restaurante en 1960! Había corazones de alcachofas en mayonesa, palmitos frescos cocinados íun delirio!, espárragos blancos. Los jamones y patés salieron de La Parissienne, que tiene que ser la mejor carnicería del país. La dueña atiende ataviada con "un pequeño vestido de Channel". íFrancesa tenía que ser! Con los langostinos en salsa coctel, ya mis jugos gástricos estaban pidiendo el plato principal con urgencia.
Hice algo que nunca hago en un restaurante: pedir un steak pimienta, pues el mío, versión casera, íes el mejor! Los cuatro pedimos lo mismo, en término azul. El mío llego un poco pasado de punto; los otros tres estaban perfectos. La porción de lomo íparecía una torre del Palacio de Versalles! Tenía una cantidad de pimienta impresionante, pero no picaba. La habrán hervido? La presentación era espectacular. Alrededor de la carne habían salsa hecha con fondo de carne y pimentón en polvo, y mantequilla derretida.
Las papas a la francesa me decepcionaron: blancas, blancas, blancas, como un invierno ártico. Los dueños deben pasar por el Country Club, donde las hacen perfectas.
Mi anfitrión tenía que sacarse un clavo y pidió dos creme brulé. El del Steakhouse hizo "crack" cuando rompí el caramelo. La salsa inglesa de debajo no había cuajado suficientemente.
Sin duda, Steakhouse es uno de los mejores restaurantes del país. íQue viva el rey, pero que aprenda a hacer pommes frites!.
vivirparacomer@eltiempo.com.co.
KENDON MACDONALD SMITH